Este single es la primera muestra fonográfica tras una docena de años aprendiendo y experimentando con el theremin. Muy contento de que aparezca con La Fonoteca como quinto volumen de su serie Puente aéreo, que hermana en un 7″ a un artista afincado en Madrid y otro en Barcelona. El segundo alegrón es que el otro artista elegido sea Diego García, avezado investigador de los sintes menos habituales de las décadas pasadas. Yo creo que es el perfecto contrapunto a mis theremines: el klezmer noir de Cracovia Afterdark y los aires industriales de «Berlin Ghost Opera». Todo lo que suena está tocado con un theremin, a veces filtrado a través de pedales pero sin trucos ni samplers de ningún tipo. Este single es un bonito hermanamiento entre osciladores de diferentes épocas pero parecido lenguaje.
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